El 2 de mayo de 2014, decenas de personas fueron quemadas vivas en la Casa de los Sindicatos de Odessa, en la ciudad principal del sur de la actual Ucrania, puerta a las principales exportaciones de este país. Es al mismo tiempo una extensión del Donbass sobre la costa del Mar Negro, principal teatro de operaciones de la actual guerra en Ucrania. La masacre de Odessa en donde murieron, al menos 100 personas, puede considerarse como el preludio para la invasión a Ucrania. Las milicias neonazis quemaron a unas 40 personas y luego accedieron formalmente al las fuerzas armadas del país.
Esta masacre fue realizada por los partidarios del Euromaidán (golpe de estado insurreccional coordinado por EEUU, en el marco de un acampe permanente en la plaza principal de Kiev) quienes, tras imponerse por la fuerza en la capital del país, marcharon a las zonas de mayoría pro rusa en el sur y este del territorio. En Odessa, el campamento que se había montado en la plaza central de la ciudad, Kulikovo Polie, era protagonizado por quienes se oponían al golpe de Estado. Al llegar los grupos paramilitares neonazis, armados, el campamento fue destrozado, refugiándose la mayoría popular en la Casa de los Sindicatos, base organizativa de las mismas.
Allí, fueron bloqueadas por los neonazis, ante la complicidad policial, quienes procedieron a incendiar la Casa de los Sindicatos. En esa situación al menos 40 personas murieron quemadas vivas, mientras las varias decenas que intentaban escapar al fuego arrojándose desde las ventanas fueron linchadas apenas caían al piso. Al menos cien personas se constató su asesinato ese día.
La difusión de la masacre y toda investigación posterior fue prohibida, hasta el día de hoy, por el régimen que siguió al golpe del EuroMaidán, régimen controlado en el gobierno por la asociación de los oligarcas ucranios pro occidentales con quienes controlan la Unión Europea y EEUU.
Las fuerzas neonazis que intervinieron en la masacre de Odessa y en otras masacres menos conocidas en el Donbass, fueron incorporadas a la dirección de las fuerzas armadas del estado ucraniano.
Quiza el documental realizado por Oliver Stone y censurado por Youtube y las big Tech , «Ucrania en Llamas» sea un relato sobre los hechos que llevaron al golpe a un gobierno alineado a la OTAN.
El filme padeció la persecusión en la red y en no pocos medios aparecieron numerosas peticiones, fundamentalmente orientadas por el propio gobierno ucraniano, que reclamaban que el documental fuera prohibido, pues en opinión de los peticionarios en él se tergiversaban los hechos históricos, «pudiendo llegar a provocar -decían- desórdenes masivos en Ucrania». El director norteamericano muestra cómo desde 1946 la Agencia Nacional de Inteligencia norteamericana (NSA) estuvo colaborando estrechamente con organizaciones ultranacionalistas ucranianas en contra de la URSS, usándolas como instrumentos de contraespionaje.