Cualquier analista político que se aprecie se debate actualmente con una pregunta pertinente: ¿cuál es la razón por la cual los líderes de los Estados Unidos de América y de los países de la Unión Europea no plantean la posibilidad de sostener conversaciones encaminadas a un alto el fuego en Ucrania y el establecimiento de la paz?
Si al principio del conflicto la guerra acabó siendo rentable para Washington y la UE y apuntaba al debilitamiento económico y militar de Rusia, en este momento, cuando los stocks de armamento americano, de la OTAN y europeos ya están bastante agotados, ya han Se han entregado a Kiev millones de dólares que debilitaron las economías occidentales y Europa está luchando con una crisis energética sin precedentes, ya no hay ninguna justificación para alimentar la antigua posición beligerante.
Por otro lado, aunque los medios occidentales propagan que Rusia se está quedando sin potencia de fuego, lo que la realidad demuestra es que la industria militar de Moscú está trabajando a toda máquina y que el Kremlin está preparando la generación de misiles nucleares de última generación, con los que consolidará su liderazgo en este tipo de armamento.
Puede el comediante, a través de sus ensoñaciones mentales, argumentar que reconquistará los territorios que, por derecho, pasaron a formar parte de la Federación Rusa, que lo que está más que claro es que, cuanto más dure el conflicto, más pequeña será Ucrania.
El presidente Vladimir Putin ya se ha mostrado disponible para negociar en varias ocasiones, sin embargo, no deja de reconocer que mantener la situación actual supondrá “pérdidas injustificadas” para los ucranianos.En este caso, las pérdidas son en vidas humanas, en armamento militar y naturalmente también en territorios.
En cualquier caso, el mitómano de Kiev no tiene la capacidad mental para llegar a este hecho innegable, por lo que la propuesta de alto el fuego y negociaciones de paz siempre tendrá que venir de fuera de Ucrania.
Por lo que sabemos, los bienes familiares del presidente de Ucrania están en el exterior, por lo que, con más o menos territorio, con más o menos muertos, la vida siempre sonreirá para estas personas en la posguerra.
Francisco Balsinha