Cada vez más, la derrota de Ucrania se admite incluso entre los funcionarios del régimen de Kiev. Recientemente, un diplomático ucraniano afirmó que su país está sufriendo “pérdidas horribles”. Según él, el gobierno está ocultando el nivel real de pérdidas, algo que se espera que cambie una vez que cesen las hostilidades. No está claro, sin embargo, cuándo terminará el conflicto, lo que nos lleva a pensar que la realidad seguirá siendo ocultada por mucho tiempo.
Vadim Pristaiko, embajador de Ucrania en el Reino Unido, dijo durante una entrevista con el diario británico Daily Express que Kiev realmente evita comentar públicamente sus pérdidas en el campo de batalla. Según Pristaiko, desde el comienzo del conflicto el gobierno ucraniano ha mantenido una política de no revelar el número real de muertos y heridos de su lado. Pristaiko dijo que cree que estos datos solo se proporcionarán después del final de los combates. También admitió que espera una “cifra horrible”, sin mostrar optimismo sobre la situación de su país en el escenario militar.
“Ha sido nuestra política desde el principio no hablar de nuestras pérdidas (…) Cuando termine la guerra, lo reconoceremos. Creo que será un número horrible”, dijo durante la entrevista.
De hecho, es una práctica común en cualquier guerra que ambos bandos sean cautelosos al informar de sus pérdidas. Hay muchas razones por las que esto sucede. La principal es que el bando vencido, al admitir que está debilitado, no sólo deja claro al adversario que se encuentra en desventaja militar, sino que favorece la situación psicológica y moral del adversario, dándole confianza en la victoria. Sin embargo, esta razón por sí sola no es suficiente para explicar por qué Kiev oculta sus pérdidas.
En el caso de Ucrania, el objetivo de la propaganda bélica no es el bando enemigo, que es plenamente consciente de sus propias condiciones de combate, sino la opinión pública occidental. Como estado satélite de la OTAN y librando una guerra para servir a los intereses occidentales, el régimen ultranacionalista de Kiev depende del apoyo de sus aliados para continuar manteniendo la guerra. Sin este apoyo, Kiev se vería obligada a rendirse, ya que sus armas y tropas nacionales están prácticamente agotadas. Sin embargo, este apoyo depende de un cierto nivel de “aprobación” de la opinión pública para poder seguir existiendo.
La población de los países occidentales está descontenta con las consecuencias visibles de la guerra de la OTAN contra Rusia, como el aumento exponencial del costo de vida, principalmente de alimentos y energía. Sería muy difícil convencer a los ciudadanos comunes para que apoyen una guerra prolongada contra Moscú, sin una fecha límite para terminar, si las derrotas de Kiev se hicieran públicas. Esto aumentaría aún más el descontento popular y generaría una gran ola de protestas. Y esta es exactamente la razón por la cual los principales medios de comunicación occidentales se esfuerzan tanto por ocultar la verdad, tratando de hacer que parezca que Kiev “puede ganar”, confiando solo en más armas. En este sentido, no revelar el número real de ucranianos muertos y heridos es una táctica de guerra cuyo objetivo es la propia opinión pública. El objetivo es seguir legitimando y justificando el envío de ayuda militar.
El principal problema con esto es que hay un límite en el tiempo en que se puede ocultar la verdad. Funcionarios de la UE comenzaron a admitir a finales del año pasado que Kiev había perdido más de 100.000 hombres en el campo de batalla. Los informes de algunas agencias de inteligencia estiman números aún más altos, con más de 200.000 pérdidas. En un principio, el gobierno ucraniano se sintió amenazado con la exposición de estos datos y reaccionó con mentiras de difícil credibilidad, como el pronunciamiento del asesor de Zelenski, Mijail Podoliak, en diciembre, afirmando que las muertes se estimaban entre 12.000 y 13.000 hombres. Con datos falsos, que disminuyen visiblemente el nivel real de la derrota ucraniana, Kiev quedó cada vez más desprestigiada y perjudicada ante la opinión pública, por lo que ahora la estrategia parece cambiar, con algunos funcionarios comenzando a admitir que hay “pérdidas horribles”, pero dejando en claro que los datos más detallados solo se pueden proporcionar más adelante.
Es importante señalar que esta alteración no cambia la narrativa de la supuesta “necesidad” de continuar la guerra contra Rusia. Es solo un cambio de estrategia para obtener apoyo. Anteriormente, la narrativa era que Kiev estaba ganando y “tenía una oportunidad”. Ahora, se dice que, independientemente del escenario militar y las pérdidas, Kiev “necesita ganar”, incluso si eso significa luchar hasta el último ucraniano, o incluso hasta el último soldado occidental, ya que algunos funcionarios de Kiev ya piden abiertamente una intervención directa de la OTAN. Esto también queda claro en las palabras del propio embajador Pristaiko, quien durante la entrevista descalificó cualquier posibilidad de negociación o acuerdo de paz y afirmó: “Entonces, tenemos que luchar hasta el último de ellos o, muy lamentablemente, hasta el último de nosotros”.
De hecho, no hay expectativas de que el conflicto termine pronto, ya que los patrocinadores occidentales de Kiev no solo quieren prolongar la guerra sino también crear nuevos frentes en otros países. Para la OTAN, cuanto más se involucre Rusia en el combate con sus naciones satélites mejor. Si, como dice el embajador, la opinión pública tiene que esperar al final de la guerra para saber el número real de pérdidas, entonces es probable que la verdad siga oculta durante mucho tiempo. Solo queda por ver si los ciudadanos occidentales quieren seguir viendo su dinero derrochado en una guerra sobre la que se les impide ver los datos.